HISTORIAS CON OLOR A PAN. Notas para adultos que quieran una infancia feliz.
Por Ma. Celeste Armas Bacci

La verdad es que nunca me había percatado de que llegaría el día en que mi sobrina iba a ver mis historias de Instagram. Pequé de adulta -jaja- creyendo que ella frenaría de crecer mientras yo disipaba mi atención entre responsabilidades y proyectos personales.
Como dice el Principito de Antoine de Saint-Exupéry “Son así, no hay que disgustarse con ellos. Los niños deben ser muy indulgentes con los adultos“.
En fin, luego de publicar la última historia con olor a Pan y subir una Historia a IG, ella responde a la historia diciéndome “seguí adelante tía” desde la cuenta de su mamá. Y luego un audio al celular desde la conversación con mi hermana (por que aún no tiene celu) en el que me decía
- Tía no entendí mucho lo que es historias con olor a Pan ¿Cómo una historia va a tener olor?
Además de sonreír y tener ganas de teletransportarme a abrazarla, pensé en tres cosas. La primera de todas que tengo que empezar a cuidar el contenido de mis historias porque ahora tiene alcance jaja, la segunda que es un amor alentándome a seguir, aunque no entienda bien qué estoy haciendo, y la tercera -y la que quiero ampliar con ustedes hoy- es la importancia de anticiparnos a la literalidad en la infancia.
En una de las publicaciones que hice en IG recordaba que debemos tener cuidado con los “chistes” que hacemos a la infancia, ya que la ironía, la broma o lo abstracto no se resuelven hasta pasados los 12 años cuando se ya se afianzó el pensamiento concreto.
El pensamiento literal al fin y al cabo va de la mano de lo que se controla, lo que se entiende y lo “rígido”. Sabemos que en la infancia la rutina es la seguridad que el niño o la niña necesitan para vivir su creatividad e imaginación. Salir del lenguaje literal implica caminar por caminos desconocidos, enfrentándose a quizás no entender. Todo esto, a su vez, asociado a la autoridad que se le concede a la figura adulta.
La explicación neurocientífica de esto es que se debe “al desarrollo natural de su cerebro, una etapa en donde el lóbulo frontal está en pleno proceso de maduración. Annie de Acevedo, psicóloga, explica: “Los niños aprenden e interpretan el significado de las palabras de una sola manera. Esto ocurre desde que empiezan a hablar hasta los 5 años. Después, empiezan a generalizar, poco a poco; así, a los 7 años, el pensamiento se vuelve más concreto, hasta llegar al pensamiento abstracto, que inicia en la pubertad”. (En Rojas, JC. 2017)
“Que mamero, pato criollo, mira que me voy y no vuelvo eh, te dejo con otra familia, y bla bla bla” ¿Les suena?
De hecho, ante la expresión «me contó un pajarito» solemos escuchar la respuesta «pero si los pájaros no hablan«. ¿No es que la imaginación hacía bien? si claro, pero con temáticas acordes a la edad y enmarcadas en experiencias que ellas y ellos puedan tramitar, disfrutar y procesar.
Y ustedes dirán, “Cele que pesada, ¿no podemos hablar entonces?”. Claro que sí, pero solo invito a que, si hacemos un chiste, después nos tomemos un ratito de tiempo para explicar a los peques, o estar atentas y atentos si ese chiste impactó de alguna forma en ellos.
¡VALE PARA MAESTRAS/OS Y PROFES!
Lo del olor a Pan es una anécdota divertida e inocente. Pero me sirve de excusa para recordar cositas.
CORTITO Y AL PIÉ
- Cuando empieza a haber en tu entorno peques que ya leen e interpretan las nociones básicas, debemos ser cuidadosos con los contenidos de audios, chat o videos que mandamos a sus papás o mamás. Y no, a veces excede la responsabilidad de mamás y papás, a veces simplemente quieren mostrar una foto y sale un mensaje emergente, entonces también seamos responsables quienes enviamos contenido.
- Si bien una forma de ir trabajando el pensamiento y leguaje figurado es acercar los chites, el humor y las historias imaginativas adecuadas para su edad, también debemos tener cuidado con las expresiones o chistes que son graciosas para el mundo de adulto, pero en la infancia se toman como verdades.
- Tomarnos un ratito para aclarar si vemos que algún chiste tuvo un impacto diferente.
- Y sobre todo SER CUIDADOSAS/OS con nuestras palabras.
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