Historia y Educación

Por Ma. Celeste Armas Bacci

“Quitapenas” se usa para muchísimas cosas. De hecho, en Guatemala, es tradición poner unas muñequitas miniatura -del tamaño de una uña- que se llaman quitapenas, a la cual debes decirle tu pena, dejarla debajo de la almohada antes de dormir y ella se lleva tu pena. Tradiciones.

Yo escuche ese término por primera vez hace varios años. Iba llorando por la calle -no me acuerdo exactamente por qué, tengo un vago recuerdo que podría ser un desamor, pero no puedo confirmarlo-. En fin, estaba esperando la parada del colectivo urbano, pleno invierno, friiiísimo, y ni el amontonamiento de personas me hacían disimular las ganas de llorar.

En ese momento, justo cuando nos estábamos subiendo al colectivo, se acerca una mujer, de unos 40 años, a la que casi no se le veía la cara por la bufanda y el gorro que tenía, y sin preguntarme nada, saca un chocolate Toffie -de esos rellenos con dulce de leche- y me dice:

  • Tomá, le dicen “quitapenas”, me sonrió y quedo esperando el siguiente colectivo.

Ilustración de mentol art.

Ese día algo se alivió al subir al colectivo. A ver, no es que el chocolate resuelva todos los problemas -o si-, tampoco es que como cualquier cosa que me den desconocidos por la calle, pero hubo algo en ese gesto simple que dijo “te estoy viendo, no me cuentes, pero te veo”.

Hace poco me paso algo similar en el metro, venía llorando -si, ya se, tengo que manejar mis lagrimales en la vía pública- y un señor simplemente saca un pañuelo de papel, me lo da y me sonríe. Simple, sencillo, sutil. No habla, no pregunta, no invade.

Ayer fui yo quien vio a una chica llorando en el metro. Y siendo consciente que no puedo ir a meterme en la vida de la gente sin permiso, recordé lo aliviador de un gesto simple. Recordé el poder de lo poco.

Mientras escribo pienso, mis amigas siempre reniegan que cuando hay que elegir comida soy clásica. Pizza: muzarela, Sandwich de miga: jamón y queso, Helado: vainilla. Nada quita que no me encante probar de todo y ser muy valiente probando comidas, pero lo SIMPLE QUERIDOS LECTORES, TIENE POCA PRENSA PERO ES LO HABILITA LA ESCENCIA NOBLE DE LOS INGREDIENTES.

¿Qué tiene esto que ver Celestita? Dos cositas:

Para llegar a registrar la tristeza de alguien debemos estar presentes, en cuerpo, mente y corazón. Tanto en la parada del colectivo como en la panadería, despojados de ruidos mentales, de pantallas, de discusiones, intentar ir livianos. ¿Qué tan presentes estamos en las multitudes? ¿Qué tan desconectados? El otro día le decía a alguien algo que escuché en un podcast: todos podemos ser el milagro de alguien. Yo pregunto ¿Qué tan dispuestos estamos a serlo? ¿Qué tan al servicio estamos?

Y, por otro lado, creo que es vital entender -o creer- que no salvan al mundo quienes hacen acciones épicas -o mejor dicho no sólo ellos-. Incluso ni hablamos de dar algo material, simplemente se trata del registro de un otro. Hay una belleza en los simple y sutil que en tiempos tan de prisa, tan consumistas, tan meritocráticos, se no está escurriendo de las manos.



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