Historia y Educación

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Ma. Celeste Armas
Mg. en Investigación Educativa.
Lic. y Prof. en Historia.

En la News Letter de Abril hablamos de la Pedagogía de la Amistad.

Propuesta de Vicen Arnaiz (2015), quien nos sugiere que, tomar la amistad como un grupo cercano habilitaría a trabajar con: la alteridad; promover una actitud abierta hacia el otro; pensar en reciprocidad y permeabilidad más allá de la fácil empatía, habilitar la escucha, la mirada, y el diálogo más allá de lo conocido.

Pero éstos atributos antes mencionados deben acompañarse para que éstos vínculos sean espacios sanos y seguros. Recuperando lo que mencionábamos en la Newsletter, cada quien trae de casa diferentes dinámicas, pensar la amistad como un vínculo en el cual se tomen decisiones pedagógicas, implica generar escenarios en los cuales se trabaje y se aprenda el respeto, la reciprocidad, la escucha, etc. 

AHORA BIEN ¿QUÉ HACEMOS?

Lo primero que podemos considerar es que cuando se organicen diferentes actividades, es importante que “en los diferentes momentos se de lugar a circunstancias que favorezcan la cooperación, la conversación y la intimidad” (Quintana, 2015). Esta última palabra debe contextualizarse en la propuesta, es decir, intimidad en tanto los pequeños grupos puedan conversar y jugar en base a intereses comunes, sin necesidad de un adulto mediante todo el tiempo.

Una manera de ir acercando y aportando a estos escenarios, puede ser proponer cada tanto grupos pequeños de dos o tres, e ir rotando. De esta manera, en el procesos, ellos y ellas van identificando cómo se van sintiendo.

Por otro lado hay ciertas estrategias que podemos pensar para nuestras planificaciones.

  • Hacer una revisión de nuestra propia metodología de enseñanza. Si tenemos planificaciones de grupos amplios con actividades extremadamente dirigidas, difícilmente puedan darse escenarios en donde puedan surgir vínculos amistosos. Podemos intercalar con actividades libres, con múltiples focos de actividad, y de agrupamientos pequeños. (Quintana, 2015)
  • Estar atentas/os a lo que ocurre en la vida cotidiana de los niños y niñas de la escuela, de manera que podamos acompañar el proceso de relación entre iguales. Mantenernos sensibles a las amistades nacientes y crear estrategias de diálogo e intervenciones concretas para que puedan evolucionar. Es un equilibrio entre no intervenir demasiado pero tampoco permanecer ajeno/a.
  • Generar actividades en donde puedan reconocer aquellos rasgos positivos de sus compañeros y compañeras
  • Buscar posibles situaciones de aprendizaje en donde logren reconocer lo que les hace sentir bien o les molesta.
  • Establecer que la escuela no es la casa, y que hay reglas de respecto y empatía que valen para todos. Esto es una manera de comnezar esta disociación que hablamos en la Newsletter

¡Por último te invito a que leas el artículo de Ecología Emocional que ayuda mucho para este tema!

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