Historia y Educación

Por Ma. Celeste Armas Bacci

A veces no ocurren grandes sucesos en las tardes de panadería, pero si pequeñas cositas que desnaturalizadas hacen grandes momentos. Al fin y al cabo hacer extraordinario lo ordinario es uno de mis mejores atributos.

Esta ves no se tratará de la historia de una persona, sino de momentos que transcurrieron en una sola tarde.

Justo hace unos días, por alguna razón muchos papás y mamás decidieron sentarse a merendar.

La tarde empezó muy divertida con una mamá que llegó con su niña de unos ¾ años aproximadamente. Al entrar a la panadería la peque se sentó, mientras la mamá me pedía en el mostrador dos pastitas de té rosas (me di cuenta que a los chicos les encanta las cosas rojas para comer jaja, será para otra historia) y un café con leche para ella. 

Mientras estábamos en el mostrador, se escucha una vocecita que decía “recuerda que tu eres Sully y yo Mike”, refiriéndose a los personajes de la peli Monsters Inc. A lo que ella respondió:

  • Claro Mike, ¿Quieres un vaso de agua?

Que decirles, esa mamá lo estaba dando todo y sostuvo sus identidades monstruosas hasta terminar la merienda.

A todo esto, yo hice el chiste de que, entonces a mí me tocaría ser la señora del mostrador que pide el papeleo (Roz) jaja. A lo que su mamá me advirtió que no lo diga muy fuerte porque la niña no tardaría en adjudicarme el papel en la escena. 

Yo seguí atendiendo y siento una vocecita en la mesa que decía

  • Te quiero Sully”,

Y una voz adulta que respondía

  • Yo también Mike Wazowski, toma un poco de agua

Al irse, yo me referí a la niña y le dije “adiós Mike Wazowskii!”, su carita fue tan hermosa y tan feliz, que al terminar le dijo a la mamá “quiero volver a merendar aquí Sully”. 

A la salida del cole un grupo de 6 padres aproximadamente con sus niños y niñas fueron a merendar. La panadería solo tiene dos mesas y una barra, no es muy grande. Por lo que los niños se sentaron a merendar y los papás charlaban parados alrededor. Por lo que entendí, la intención era que los niños pasen un momento juntos después del cole.

En esos momentos servir y cobrar suele ser un poco caos porque estoy sola y todos querían cafes, tés, y para los niños leche caliente. Yo traté de mantener la calma para no confundirme en cobrar y atendía de a un pedido a la vez.

En un momento, tras el 5to vaso de leche tibia que sirvo, se visualiza un granito de café en uno de los vasos de leche (normal porque la leche se calienta con la máquina de café). 

En ese momento una de las mamás me dice:

  • Ay ¿se podría quitar esto? es que así no la va a tomar

Yo sonreí porque se me vinieron a la mente mis sobrinas, o yo misma de chiquita, que realmente a veces cuando habia alguna cosita desconocida ya no lo quería. Entonces le dije que se lo sacaba, claro. Pero ella agregó

  • Es que es autista, por eso te lo digo. 

Ahí yo me quede recalculando. Luego de eso intenté no prender el lavavajillas y bajar el parlante de la música para no intensificar los ruidos, pero la niña estuvo de 10 disfrutando de sus compañeros. 

CORTITO Y AL PIÉ: No voy a meterme en lo que implica el espectro autista ni con el diagnóstico. No las conozco. Pero solo decir que viene a mi mente algo que siempre trato de comentar con otros adultos. Hay cosas que son propias de niños, que no necesariamente implican una condición especial, es decir, ni su hija, y quizás tampoco muchas niñas o niños tomarían un vaso de leche con una pintita marrón. Es decir, seguramente haya muchos desafíos en esa niña, pero esto que que ocurrió suena bastante a infancia. Quizás ayude a su socialización no adjudicarle cada acción a su diagnóstico, y naturalizar más algunas cosas dándole lugar en la normalidad de la infancia.  .

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