Historia y Educación

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Columna de ADABELLA FUNES. Conocé el trasfondo histórico de diferentes obras mes a mes.

LA VIEJA QUE ROBÓ EL RAMO DE FLORES

ADABELLA FUNES: Estudiante avanzada de Lic. en Historia, estudiosa y conocedora de historia del Arte.

Si nos preguntáramos, ¿qué nos queda cuando las circunstancias nos asfixian, cuando la amenaza y el horror se vuelven tan constantes que son parte de lo cotidiano?

Podríamos reflexionar y respondernos que, a veces, solo nos queda refugiarnos emocional y físicamente en aquello que nos provea algo de seguridad. Pero, en estos escenarios apremiantes, el paso debe ser firme, seguro… cuidando de todo aquello que nos hace bien, de quienes amamos. Cuando nos enfrentamos a las crisis buscamos mantenernos imperturbables, transmitiéndonos seguridad entre quienes nos rodeamos; cuidando de no caer en peligros. Así es como el pintor polaco, Edward Okun, se retrató a sí mismo por última vez junto a su esposa Zofía en una versión rejuvenecida, resguardándose de la impía guerra: la vieja descalza que los acecha por detrás. 

Pero, ¿de dónde viene esa temática tan dura?, ¿cómo es posible que una pintura tan hermosa sea, a su vez, tan triste? Como futura historiadora, les debo repetir: el contexto siempre importa. La Historia nos permite develar aquello que se oculta detrás de cada acción y nos posibilita conocer personas que nos dejan maravillados. Y en esta ocasión, me encantaría que quien creó esta obra se convierta en su amigo. 

La guerra y nosotros fue pintada en 1923, unos años después de la horrorosa Gran Guerra (ahora la conocemos como Primera Guerra Mundial), mientras se desarrollaba la Revolución Rusa, y además, se avecinaba pronto la guerra polaco-soviética, así como también la Segunda Guerra Mundial. La humanidad conocería el horror de la muerte a gran escala, el desgaste de las naciones, la desarticulación y destrucción de hasta lo inimaginable… la ambición de la humanidad llevaría a que todas las energías sean puestas en desarrollar tecnología, cuyo único objetivo sea matar de forma rápida, eficaz y de la manera más dañina posible, sin distinguir quiénes son “de aquí o de allá”, para ponerlo en términos simples…  

Pero, entre todo este horror, encontramos este tipo de producciones. Y cabe decir que lo bonito de las obras simbólicas es que, una vez que aprendemos a identificar sus elementos, aquello que parece mudo, estalla en miles de palabras y sentires casi universales. Hoy dejemos que Okun nos cuente su realidad mediante sus símbolos, porque tiene algo para decir, y es mucho; ya que se vale del Art Nouveau y de su experiencia masónica, para expresar mediante la forma y el color un sentir que supera la belleza del impacto visual, causada por el brillo y los colores que contrastan con la oscuridad de sus personajes. 

Este tipo de producción pictórica nos invita a verla partiendo desde su centro, ya que es el único punto que parece dar sensación de estabilidad y, porque además, contrasta, tanto en color como en composición, con el fondo psicodélico que rodea a los personajes. Desde allí, observamos casi al instante que la posición de Okun y Zofía se nos hace vagamente familiar, y no estamos equivocados, ya que imita perfectamente a la representación del Arcano Mayor del tarot, El Ermitaño.

Esta es una carta que nos indica una cierta necesidad de introspección, que nos lleva a retirarnos del mundo para poder comprender y asimilar lo que hemos vivido; nos habla de lo apremiante de reconectar con aquello que trasciende lo cotidiano, de recluirnos, de buscar la luz en nuestro interior y en la intimidad de nuestra alma. En este caso, el artista reconvierte un poco la imagen, añadiendo a Zofía, por lo que nos permite deducir cuán importantes son el uno para el otro, sino ¿por qué incluirla?, es más, esa mirada de complicidad y absoluta confianza que ella deposita en él, nos da a entender que es algo mutuo y fuerte.

Buscando romper ese equilibrio, la vieja, a la que también podemos entenderla como la muerte: atraviesa de manera intrusiva el paso de la pareja, intentando penetrar en la composición creada por la capa que los rodea, con tal de robar las flores que cargan: sólo le importa arrebatar la vida que llevan consigo. 

Por detrás, el artista nos recuerda su corriente artística, ya que se valdrá de elementos orientales, mitológicos y simbólicos para enriquecer el decorado de los ambientes, sumando los aportes de la industria para añadirse a la apreciación de las formas naturales. Por lo tanto, no puede escapar a la necesidad de crear algo bello en apariencia, pero, si miramos con detalle, veremos otra cosa. Puesto que, para la mitología europea, el dragón era el símbolo del pecado, el enemigo de la humanidad y por eso solo los caballeros virtuosos y de corazón puro podían vencerlos. Eran enormes bestias que causaban daño, se apoderaban de los tesoros. Mataban y destruían a donde fuera que vayan, convirtiéndose en una amenaza constante, rugiendo y trayendo los fuegos del infierno en sus fauces… detrás de ese fondo que parece ser un patrón, descubrimos que cada dragón, de hecho, es horroroso… tanto oro en criaturas que sólo matan. Una evidente metáfora de la maquinaria bélica; y si quedan dudas al respecto, Okun se vuelve más evidente colocándoles alas de mariposas nocturnas, consideradas presagio de muerte para las tradiciones del continente.

Ese ambiente psicodélico en el que se despliega toda la violencia de la guerra, habla de los desgastes a un nivel todavía mayor, ya que no apunta tanto a las pérdidas materiales, sino a la pérdida de la percepción en general del tiempo, de la identidad, de la cordura. Todo ese contexto convulso obliga al artista a preguntarse desesperadamente a través de su obra ¿Qué es lo que está pasando? Grita por estabilidad, grita por resguardarse, grita por huir de la guerra y estar a salvo, en paz, junto a su amada Zofía. 

Por desgracia, Okun no pudo volver a presenciar el mundo que anhelaba, ya que en 1945 murió a causa de una bala perdida, siendo otra vida más que indirectamente se arrebató la horrible vieja. 

Obra pictórica:

OKUN, E. (1923) My i wojna [óleo sobre lienzo] Museo Nacional de Varsovia, Varsovia (Polonia)

Para explorar la obra en detalle:

https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Edward_Oku%C5%84_-_Us_and_war_-_MP_387_MNW_-_National_Museum_in_Warsaw.jpg

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