Historia y Educación

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Ma. Celeste Armas
Mg. en Investigación Educativa.
Lic. y Prof. en Historia.

Etimológicamente “Eco viene del griego Oikos que significa “Casa, y logos que significa conocimiento. La Ecología Emocional refiere al conocimiento de “mi casa” emocional.

El termino es acuñado por Jaume Soler y Merce Conangla (2003) quienes lo definen como “el arte de gestionar de forma sostenible nuestra energía, nuestro mundo emocional, de forma que nuestra energía afectiva nos sirva para enriquecernos, para aumentar la calidad de nuestras relaciones y para mejorar el mundo en el que vivimos”.

Este enfoque trasladado al contexto escolar, se traduce a aquellas acciones y detalles del día a día que habiliten espacios emocionalmente seguros ¿Cómo cuáles? 


Mantener distancias adecuadas, expresar con las palabras adecuadas, elegir la compañía de personas que nos ayuden a crecer con armonía y equilibrio, no forzar lazos por meras intenciones adultas, y no exponer a espacios que sientan inseguros.

Se trata de empezar a trabajar desde la infancia un modelo de vida, en el que haya libertad de expresar, de elegir donde sí y donde no (dentro de las pequeñas decisiones que están habilitados a tomar).

Trabajar la Ecología Emocional ayuda a la autonomía, la toma de decisiones, fomentar la escucha, pensar acciones y actuar de manera pacifica y amorosa.

Pero para eso también es responsabilidad de los adultos trabajarla teniendo en cuenta los encuadres y contextos, no sirve de nada invitar a que se expresen si luego no damos lugar a sus respuestas o si no tenemos las herramientas como institución para afrontarlas. Con esto me refiero a que, al trabajar emociones, debemos ser muy conscientes sobre cuáles son las puertas que podemos abrir en el encuadre educativo, y cuáles se abren en otros ámbitos orientados a profesionales de la salud.

En la rutina diaria, obligarlos/as a jugar en la casa de alguien que no desean, imponer el “no llores”, o “no tengas miedo”, invalidar dolores o pasar por alto explicaciones importantes, son pautas que podrían bloquear aquello que generamos desde la ecología emocional.

POSIBLE ACTIVIDAD

Invitar a pensar nombres de quienes sientan que dan mucha alegría a sus vidas y que son importantes para ellos/ellas, escribirlos (o dibujarlos), lo mismo con lugares o actividades diarias. Lo importante es que haya un tiempo y un espacio en el que se detengan a pensar en eso, ésta es la clave de la ecología emocional, detenerse a desnaturalizar lo cotidiano.

Luego hacer una puesta en común, y narrar junto a los compañeros ¿a quien dibujamos? ¿y por qué nos dan alegría? Alentar a la escucha y a recuperar lo que cada quien cuenta.

Esto debe dar pie a abrir la puerta de nuestra casa emocional hablando de las personas, lugares o acciones que queremos, nos gustan y que nos dan seguridad. De alguna manera, identificarlo, permite que cada niño/ña vaya reconociendo entornos seguros.

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